En la ex Ceope mantiene la expectativa con las próximas medidas, en particular el RIGI, con el objetivo de permitir el ingreso de equipos e insumos para la industria hidrocarburífera.

La Cámara de Servicios Petroleros, conocida en el sector por su vieja sigla de Ceope, está conformada por 33 empresas nacionales e internacionales que desarrollan tareas de alta complejidad mediante procesos de innovación tecnológica que requieren seguridad, eficiencia y cuidado del medio ambiente.

Entrevista con Tomás Hess

Son las empresas que tienen a su cargo todas las operaciones en el terreno y que prestan sus servicios a todas las operadoras del ecosistema hidrocarburífero, tales como gigantes globales como SchlumbergerBaker HughesHalliburtonWeatherfordCalfrac, u otras de origen local como PecomSan Antonio o Tenaris.

Estas empresas concentran la mayor parte de la fuerza laboral de la industria petrolera con unos 35.000 empleos aproximadamente y cuyos servicios que prestan, abarcan tareas de perforación, producción, explotación, ingeniería, construcción, mantenimiento, seguridad, medio ambiente, procesamiento de datos sísmicos, cementado de pozos, entre mucha.

En diálogo con Mejor Energía, el presidente de la Cámara de Servicios Petroleros, Tomas Hess, aseguró que «en la actualidad, este sector tiene buenas expectativas de inversión, focalizada  en el aumento de la producción, tanto de petróleo como de gas, a corto y mediano plazo».

«El aporte que pueden realizar las empresas de servicios petroleros es muy importante, pero para ello es necesario un marco que incentive la inversión directa que están dispuestas a realizar y que garantice el flujo de recursos, de equipos, materiales y tecnología necesarios para abastecer y asegurar estándares que la industria requiere y que las operadoras de petróleo y gas necesitan para una producción incremental de aquí en más», agregó.

Para Hess, la aprobación del proyecto de Ley Bases y en particular los capítulos vinculados a los hidrocarburos y el Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI) son de vital importancia a fin de garantizar esas inversiones. Y ante ese debate vigente, el sector está expectante como actor que representa el primer anillo en la cadena de valor de la producción de hidrocarburos.

Hess, con una trayectoria de más de 30 años en la industria energética, destacó que el sector «tiene un perfil netamente importador, dado que la mayoría de equipos y repuestos necesarios para mantener e incrementar la producción de hidrocarburos son de origen importado, siendo  muy variados según la especialidad de cada servicio».

“En estos meses –agregó el experimentado directivo empresarial- hemos tenido una buena recepción, entendimiento y actitud por parte de las autoridades para resolver los cuellos de botella, tales como el acceso a la importación de bienes y servicios tanto para las aprobaciones, como para el pago en forma sostenida».

Pero otro cuello de botella a resolver es el de la disponibilidad de bienes de capital adicionales para acompañar el crecimiento de producción.

En ese sentido, Hess mencionó un ejemplo referido a uno de los servicios más importantes del sector, el de la  fractura hidráulica: «Dadas las restricciones a las importaciones, tuvo que operar durante los últimos 5 años, prácticamente  con los mismos equipos existentes en la actualidad. Sin embargo, cuando analizamos la cantidad de etapas de fractura tuvo una marcada eficiencia en el tiempo».

Esto habla bien del manejo y utilización de dichos equipos y la capacidad para hacer más con lo mismo, aunque claramente esta situación no es sostenible dado que esos equipos tienen una determinada vida útil y requieren su reemplazo con el tiempo.

Para Hess, «el mayor desafío consiste en que las empresas de servicios especiales puedan obtener capitales adicionales a un costo competitivo para aumentar la oferta y que al mismo tiempo las condiciones para atraer dicho capital a nuestro país, también lo sean».

También esto será clave para tomar en cuenta en  la construcción de los ductos adicionales que resolverán el actual cuello de botella para el transporte de petróleo y gas.

En ese sentido explicó que «las empresas internacionales que son mayoritarias en la oferta actual de servicios de perforación y de fractura, compiten por dicho capital con otras geografías del mundo y claramente cuando se plantean proyectos para Argentina, los mismos se ven castigados por las restricciones vigentes para el libre flujo de dólares y la mayor carga impositiva».

Al desafío económico-financiero, se suman otros dos que están ligados entre sí, a consideración del directivo de la Ceope. El primero, es que «el ciclo para la solicitud de capital para nuevos recursos varía de 12 a 18 meses desde el pedido hasta contar con el bien en puerto de origen», algo que se debe a la mayor demanda mundial para tales bienes y la menor oferta producto por el cierre de fábricas durante la pandemia de 2020/21.

El segundo, tiene que ver con el proceso de importación y ciertas trabas burocráticas aparentemente originadas en el mercado interno, para lo cual reconoció que «las autoridades han tomado nota de esta situación  y están tomando las medidas correctivas a fin de facilitar el ingreso de los equipos necesarios para el crecimiento del sector».

Naturalmente las pequeñas y medianas empresas del sector sufren con mayor intensidad estas limitaciones, pero en conjunto el sector asegura que tiene «una visión optimista y está alineada con el desafío de incremento de la producción, para mejorar la balanza de pagos, generando divisas por exportaciones y fundamentalmente mayor empleo».